Diferenciación y evolución de las capacidades físicas entre sexos

Evolución de las capacidades físicas básicas según la edad y el sexo en la adolescencia.

Etapas ideales para su trabajo.

Como pequeño resumen de lo que vamos a encontrar durante nuestro artículo destacamos las etapas críticas de nuestros alumnos de secundaria. Durante las dos primeras décadas de nuestra vida experimentamos una evolución creciente de todas las capacidades físicas básicas, exceptuando la flexibilidad, como la única de las capacidades que comienza a decrecer desde edades tempranas si no se entrena habitualmente. Tampoco debemos olvidar, como bien dicen García Manso y col. (1996), que ésta es una capacidad fuertemente determinada por el potencial genético, a la vez que las mujeres suelen experimentar niveles de flexibilidad mayores que los chicos debido a una mejor dotación anatómica, especialmente a nivel de la cadera.

Es precisamente al llegar a la etapa de la pubertad, entre los 12 y los 14 años (inicio de la adolescencia), cuando se produce una eclosión hormonal que tiene como consecuencia un desarrollo acentuado de las diferentes capacidades físicas básicas, existiendo, como es lógico, notorias diferencias entre sexos, las cuales veremos más adelante. Pensemos a su vez que la pubertad, como período de desarrollo acentuado de las capacidades físicas, coincide con los primeros años de cualquier alumno en un centro de educación secundaria, por lo que es un aspecto a tener muy en cuenta en un planteamiento didáctico.

Una vez superada la etapa de la pubertad, la evolución de las diferentes capacidades físicas experimenta un aumento estable y continuo, hasta conseguir su máximo desarrollo entre los 20 y 30 años, dependiendo, lógicamente, de nuestras características y nivel de entrenamiento. Según Manno (1989), la mayor fase de evolución positiva se da ente los 12 y los 18 años. Este mismo autor afirma que el mayor nivel de CF se consigue entre los 20 y 30 años. Desafortunadamente, a partir de los 30 años, todas las capacidades sufren un proceso involutivo, con un descenso más lento de la resistencia y la fuerza respecto a las demás.

De forma gráfica podemos ver la siguiente imagen.

evolución de las capacidades físicas básicas

 

Por último, es importante señalar que la diferencia de sexos no se ve hasta los 11 años y en la edad adulta puede ser de un 40% en valores absolutos. Por otro lado, Wilmore y Costill (2007) destacan que las chicas crecen y maduran entre 2 y 2,5 años antes que los chicos. Por ello, las fases sensibles en chicos serán más tardías que en las chicas; su maduración se da más tarde, de esta forma aprovechamos la mejor fase para ambos sexos.

 

FASES SENSIBLES DE LA EVOLUCIÓN.

Las fases sensibles son periodos en los que existe una predisposición muy favorable para el desarrollo de una determinada capacidad física. Se basa en que el período de mayor cambio en una capacidad funcional coincide con el de mejor desarrollo de la misma, representan por lo tanto períodos muy favorables al entrenamiento.

– FUERZA.

La hipertrofia (ganancia de masa muscular) es aguda entre los 14 y los 18 años y máxima entre los 25 y 30 años. La fase sensible (fase para trabajarla) para esta capacidad se establece:

  • Potencia y fuerza-resistencia entre los 8 –12, 13 años.
  • Fuerza máxima (el máximo peso que se puede levantar en una repetición):
    • para chicas entre los 11-13 años.
    • para chicos entre los 12-13 años.

Para Blanco (1995) y Hahn (1988), los ejercicios de fuerza en la infancia provocan una adaptación basada en una mejor coordinación intra e intermuscular, y no en hipertrofia, así como una rápida maduración del sistema nervioso. En la adolescencia o periodo postpuberal es el momento en el cual esta cualidad tiene su momento óptimo de trabajo, cuando la testosterona, la hormona de crecimiento y la tiroxina reaccionan sensiblemente a las cargas de entrenamiento, ocasionando una mayor hipertrofia muscular.
Según Wilmore y Costill (2007), el esqueleto estará totalmente calcificado a los 16-20 años en las chicas y 18-25 años en los chicos. Por lo tanto, hasta estas edades no se debe trabajar con cargas máximas y submáximas; y nunca sin un entrenamiento previo acondicionador.

  • Factores de los que depende la fuerza.
    • El sexo: se puede afirmar que las mujeres tienen menos fuerza que los hombres por tener éstas una menor concentración de hormonas masculinas (testosterona), las cuales aumentan la masa muscular, tal es así que en la edad adulta, la mujer tiene dos tercios de la fuerza del hombre (diferencia entre el 35-40% entre ambos sexos).
    • La edad: hasta los 12 años la fuerza es prácticamente igual en las chicas que en los chicos. En éstos, la fuerza se incrementa notablemente entre los 14 y los 17 años y alcanza su máximo hacia los 30 años. En las chicas el incremento es menos notable y llega a su máximo hacia los 20-25 años.
    • La alimentación: la alimentación es fundamental para el entrenamiento de la fuerza. Un aporte equilibrado de proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas favorecen un buen funcionamiento del músculo.
    • Existen muchos otros, como la temperatura del músculo, ambiente, entrenamiento o neurofisiológicos.

– VELOCIDAD.

La frecuencia de movimientos está íntimamente ligada a la maduración del sistema nervioso. La enorme plasticidad del S.N.C. hace que entre 8-10 años se alcancen valores similares a los adultos. Además, un aspecto fisiológico que posibilita el trabajo de la velocidad, es la aparición de las encimas glucolíticas hasta los 13-14 años, que posibilitan el trabajo con lactato (producto de desecho en actividades de alta intensidad que nos hace fatigarnos).

Para esta capacidad los aumentos del rendimiento se producen:

  • Velocidad de reacción (reaccionar rápidamente ante un estímulo) y frecuencia de movimientos (encadenación de movimientos rápidos) entre los 8-12 años.
  • Velocidad gestual acíclica (velocidad de movimientos no encadenados), de desplazamiento máximo y capacidad de aceleración:
    • En chicas aumenta entre los 11-12, disminuye entre los 14-15, para aumentar de nuevo entre los 15-18 años.
    • En chicos aumenta entre los 11-13 y entre los 15-18 años.

Las fases sensibles en esta capacidad se establecen:

  • Para la velocidad de reacción y frecuencia de movimientos entre los 6, 7-11, 12 años.
  • Para la velocidad gestual acíclica, de desplazamiento máximo y capacidad de aceleración en chicas entre los 8-11,12 años. En chicos entre los 8-14, 15 años.

Según Blanco (1995), la velocidad gestual acíclica, la capacidad de aceleración, y la velocidad cíclica o de desplazamiento, por necesitar niveles de coordinación y fuerza apropiados, tienen sus fases sensibles de los 8 a 11-12 años en chicas y 8 a 14-15 años en chicos debido principalmente a los cambios que se producen en la pubertad.

  • Factores de los que depende la velocidad (entre otros):
    • El sexo: un mayor volumen muscular resulta en un aumento de la potencia (fuerza aplicada en el tiempo) y velocidad.
    • Entrenamiento: un entrenamiento de velocidad aumentará las fibras blancas (de fuerza) y por ende, la velocidad y potencia.
    • La maduración del sistema nervioso: una mayor eficiencia en la transmisión del estímulo entre neuronas y un cerebro desarrollado, provocan una disminución en el tiempo de respuesta y una coordinación inter e intramuscular para realizar un esfuerzo lo más veloz posible.

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– RESISTENCIA.

En cuanto a valores absolutos es entre los 15-18 años los aumentos mayores. Las fases sensibles estarían en:

  • Para la resistencia aeróbica (tipo carrera, ciclismo, natación, etc; a ritmo soportable) está entre los 5-18 años.
  • Para la resistencia anaeróbica (aquella en la que la fatiga empieza o directamente nos hace parar) está entre los 13, 14-18 años.

Navarro (1998), respecto al trabajo de la capacidad anaeróbica láctica (aquella en la que la acumulación de lactato, residuo resultante de una gran intensidad, nos hace parar) opina que se puede entrenar con escasa eficacia durante la infancia. Es preciso esperar a trabajarla después de la pubertad, desde los 13-14 años. Parece ser que el incremento de peso, el aumento de la testosterona, incremento de la enzimas metabólicas… iniciado en la pubertad, favorece la entrenabilidad de la resistencia aeróbica.

  • Factores de los que depende la resistencia (entre otros):
    • El sexo: aumento del tamaño del corazón, por lo que existe un mayor volumen sistólico (VS), y en consecuencia, del gasto cardíaco (GC) en hombres. Mayor aporte de oxígeno y metabolitos a la musculatura principal.
    • Entrenamiento: un entrenamiento de resistencia aumentará las fibras rojas, y por ende, la capacidad de resistencia. También se verá aumentada la capacidad pulmonar.

– FLEXIBILIDAD.

Se produce un aumento de la flexibilidad en los miembros inferiores hasta los 24 meses. En el tronco hasta los 36 meses. A partir de aquí va disminuyendo progresivamente, es entre los 12-14 años cuando hay una disminución exponencial, con otro momento de pérdida acusada en torno a los 30 años. Fases sensibles:

  • En chicas entre los 8-11, 12 años, en chicos entre los 8-12, 13 años.

Factores de los que depende:

  • Sexo: las mujeres presentan mayores porcentajes de elastina (proteína que aporta mayor resistencia, dureza y elasticidad) en sus articulaciones y tejidos.
  • Hormonas: las hormonas aumentan el tamaño del músculo, por lo que disminuye la flexibilidad.
  • Entrenamiento: sobre todo en la pubertad, fase de aumento hormonal, la ausencia de entrenamiento produce una bajada de rendimiento en articulaciones y músculos, aumentando la prevalencia a la lesión.

 

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BIBLIOGRAFÍA

  • GARCÍA MANSO, J.M., NAVARRO, M., RUIZ, J.A. Bases teóricas del entrenamiento deportivo. Principios y aplicaciones. Madrid. Gymnos. (1996).
  • NAVARRO VALDIVIESO, F. (1998). La resistencia. Madrid. Gymnos.
  • WILMORE, J. H; COSTILL, D.L (2000) “Fisiología del esfuerzo y del deporte” Barcelona. Paidotribo.

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