Diferencias de fuerza entre el tren superior e inferior en la mujer

Diferencias de masa muscular y fuerza entre el tren superior e inferior en la mujer. Comparación de diferentes valores fisiológicos con respecto al hombre.

     Llegamos a un tema muy interesante que abre diversas cuestiones sobre la morfología de la mujer. Son muchas las incógnitas que surgen a este respecto y que están ligadas a la masa muscular, grasa, fuerza o también su resistencia; y es que todo está ligado. Los factores son cuantiosos, y la investigación infinita; pero hoy nos centramos únicamente en la diferencia que existe entre el tren superior e inferior y por qué esto es así. A través de varios autores, vamos a desgranar la biología y morfología de este fascinante universo llamado «cuerpo humano».

Composición de las fibras musculares.

     Para empezar, debemos resaltar, para tener una visión más amplia, las diferencias con el varón. Las fibras tipo I (fibras lentas y más pequeñas) y las fibras tipo II (rápidas y más grandes) adquieren distintos porcentajes en el cuerpo de uno y otro sexo. Así, la cantidad de estas fibras musculares son distintas, y es que se ha observado que las fibras musculares en las mujeres son de menor tamaño que en los hombres. Cupeiro (2020), indica que las mujeres poseen una mayor cantidad de fibras tipo I que los hombres (±41%) y menor cantidad en fibras tipo II (±36%).

     Adentrándonos un poco más en la función del tipo de fibras, las lentas (de tipo I), tienen una mayor capacidad oxidativa, es decir, más aptas para el ejercicio aeróbico y por ende, ofrecen una mayor resistencia. Sin embargo, estas presentan menor velocidad de contracción. Según este mismo autor, en las contracciones isométricas (manteniendo postura) y las dinámicas (con contracción-extensión), las mujeres se fatigarían menos que los hombres, especialmente en los miembros inferiores, además de necesitar menos tiempo para volver a los valores previos al ejercicio. Pero conforme nos acercamos a la fuerza máxima, los hombres se fatigarían menos, incluso también cuando a ello se le añade otro agente estresor (como ejercicios cognitivos a la vez).

     En términos absolutos (kg levantados), el hombre es significativamente más fuerte que la mujer, entre otras cosas, gracias a la producción hormonal como la Testosterona. Pero que esto no te engañe, hablamos en términos absolutos, en términos relativos la mujer sale mejor parada. La fuerza relativa hace referencia a la fuerza máxima con respecto al peso corporal, encontrando que la mujer adquiere un 73,8% más de fuerza relativa en el tren inferior que el hombre, según Cupeiro. Traducido al castellano quiere decir que, la mujer podrá realizar ejercicios con cargas más altas (en el tren inferior) en comparación con su propio peso que los hombres.

Diferencias entre el tren inferior y superior de la mujer.

     Un aspecto interesante sobre el cuerpo en general, es que, como hemos visto, existe una mayor cantidad de fibras musculares lentas en las mujeres, siendo también más pequeñas. Esto nos mostraría una de las razones por las cuales de media, el sexo femenino tiene menor tamaño corporal que los hombres, contando también la función de frenado del crecimiento de los estrógenos a través de los ovarios. Un inciso aparte merece la fatiga, y es que existe además un mayor contenido en triglicéridos intramusculares (Hunter, S.K., 2014), que ofrecen reservas energéticas por vía oxidativa (ejercicio aeróbico), por lo que ellas estarían más aptas para responder mejor a repeticiones moderadas (≥6 repeticiones/serie) que a bajas (Roberts, B. M. et al; 2020).

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     Ahora bien, una vez conocemos algunos detalles importantes sobre el aspecto fisiolófico de la mujer, nos centramos en la diferencia entre la parte superior e inferior. Existe una relación directa entre la masa muscular o sección transversal del músculo y la fuerza máxima que somos capaces de aplicar. Para dar los primeros datos que diferencian el tren superior e inferior, vamos a compararlos con los del varón de nuevo. Cupeiro, refleja que el hombre posee un 173% más de fuerza en el tren superior y hasta un 64% más en el tren inferior, lo cual ya nos augura que el tren inferior va a ser el más fuerte en el  cuerpo femenino. 

     Pero, ¿por qué es esto así? El estudio biológico de uno y otro sexo nos muestra que el componente genético a través sobre todo de las hormonas, nos brinda una fisionomía femenina con unas extremidades más cortas, un torso menos amplio y unos hombros más juntos que los hombres. Esto produce cierta desventaja mecánica que impedirá levantar más peso, a lo que se le sumaría la menor masa muscular. Y es que, unos hombros más separados, mayor caja torácica y torso, y unos músculos más grandes son aspectos que ofrecerán mayor facilidad. Es por ello que, la cantidad de fuerza del tren superior dependerá de estas variables, llegando a encontrar disparidades en diversos cuerpos femeninos. Por último, es necesario añadir un último dato a pesar de este handicap, siendo que la ganancia de masa muscular y fuerza se produce al mismo tiempo que los varones, es decir, ambos obtienen una evolución y una mejora idénticas.

Conclusión.

     La diferencia como vemos es bastante abultada con respecto a una u otra sección del cuerpo, siendo el tren inferior más fuerte que el superior. El tipo de fibras, la masa muscular, la menor amplitud de la caja torácica y unas extremidades más cortas; serían los que dispararían dicha diferencia. Es por ello que a las mujeres siempre les cuesta más levantar su propio peso en ejercicios como dominadas, press de banca, etc. En este sentido, debemos trabajar la parte superior del cuerpo para que este esté compensado, siendo capaces de hacer cualquier entrenamiento sin observar una alta disparidad de rendimiento en función de la realización de uno u otro ejercicio. El mejor atleta se caracteriza siempre por ser el más compensado, de nada sirve por ejemplo, levantar 35kg peso en cada hombro si luego no soy capaz de levantar mi propio peso en sentadilla y viceversa.

Bibliografía.

• Cupeiro, R. (2020). Mujeres. In P. J. Benito (Ed.), Conceptos Avanzados del Entrenamiento con Cargas. Volumen II. (pp. 590–609). Madrid: Circulo Rojo.
• Hunter, S. K. (2014). Sex differences in human fatigability: mechanisms and insight to physiological responses. Acta physiologica, 210(4), 768-789.
• Roberts, B. M., Nuckols, G., & Krieger, J. W. (2020). Sex differences in resistance training: a systematic review and meta-analysis. The Journal of Strength & Conditioning Research, 34(5), 1448-1460.