Ejercicio físico y su efecto rehabilitador en drogodependientes.
Hablamos de drogodependencia cuando un usuario es adicto a una sustancia dañina para su organismo, y que debido a esa adicción, se forma una dependencia física y mental en la persona, que necesita constantemente satisfacer. Cuando hablamos de este tipo de usuarios, a todos se nos viene a la cabeza algún amigo cercano, conocido, familiar, etc. El problema de la droga en la sociedad actual es cada vez mayor y lo más alarmante de todo ello es que últimamente la edad de iniciación en estas sustancias es más temprana.
Pero, ¿podemos hacer algo para ayudar a estas personas? Todos sabemos que cualquier adicción puede controlarse con fuerza de voluntad y ayuda de nuestros seres cercanos. En el caso de esta población, el deporte es fundamental en su reinserción tanto social como mejora física y mental.
En términos psicológicos, mantener la cabeza ocupada en otras cosas ayuda a olvidar y superar muchos aspectos negativos que se encuentran en nuestra vida diaria, y de ésta manera generar endorfinas, adrenalina, etc; que a su vez nos harán sentirnos bien durante y después de realizar la actividad. Aquí entra el ejercicio físico. Un usuario con problemas de drogodependencia suele tener también baja forma física y una salud deteriorada, por lo que una buena rutina alimenticia junto con una preparación deportiva específica con las necesidades del usuario, puede servir de vía a una nueva vida y una segunda oportunidad para volver a lo que llamamos «normalidad».
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Es muy importante también ponerse en contacto con aquellas personas que están especializadas en el entrenamiento y la educación social. Ya sea por probar, por obtener conocimientos para después poder hacer ejercicio de forma autónoma, o para obligarte a entrenar y tener una rutina de hábitos saludables. Muchas veces no sólo haciendo deporte con los amigos se mejora, se necesita además de una ayuda extra. Estudiando las características y gustos deportivos del usuario, los profesionales del deporte crean rutinas de entrenamiento específicas para la persona con el fin de fomentar la actividad física, y en consecuencia, aumentar las posibilidades de minimizar o acabar por completo con los efectos negativos de la dependencia que crean las drogas.
En resumidas cuentas, el ejercicio físico y el deporte (se encuentran lejos de cualquier vicio insalubre) como el alcohol, el tabaco y otras drogas, mantienen la cabeza ocupada, ofreciendo opiáceos naturales al cerebro por medio de la alegría, la competición, etc; y que poco a poco irán sustituyendo a aquellos que se proporcionan de forma exógena. La integración social que además incluye el ejercicio físico en grupo, las nuevas amistades y las nuevas motivaciones inducen de forma supina en el cambio. Es decir, si me he apuntado al crossfit y mis compañeros (todos con un cuerpo saludable y lleno de agilidad) consiguen subir una cuerda fácilmente, probablemente sienta envidia y me marque como objetivo a corto plazo verme arriba como los demás. Gracias a ello, quizás me plantee consumir menos para llegar más alto.