Índice de contenidos
- Lesiones más comunes en los jóvenes y formas de evitarlas. Comparativa del sistema locomotor y metabólico juvenil y adulto como desencadenante de lesión.
- Resistencia de huesos y músculos en los jóvenes
- Características del metabolismo en niños y adolescentes
- El comportamiento y la mala praxis como desencadenantes de las lesiones en niños y adolescentes
- Lesiones más frecuentes en niños y adolescentes
- Cómo evitar las lesiones por sobreuso
- Aspectos de interés para evitar las lesiones
- Bibliografía:
- Relacionados con este contenido
Lesiones más comunes en los jóvenes y formas de evitarlas. Comparativa del sistema locomotor y metabólico juvenil y adulto como desencadenante de lesión.
A lo largo de este artículo vamos a conocer las principales lesiones de los jóvenes por sobreuso (un microtrauma repetido sobre el hueso, músculo o tendón, sin el tiempo necesario para su recuperación o reparación) de las cuales se estima que la mitad de las lesiones deportivas corresponde a este tema (Krabak BJ et al., 2016); además, también veremos pautas sobre cómo evitarlas. Pero para ello debemos conocer un poco sobre la fisiología juvenil, tanto su sistema músculo-esquelético, el comportamiento y su metabolismo, para que de esta manera sepamos por qué se producen dichas lesiones de una manera más amplia.
Si bien no todos los niños y adolescentes son de la misma manera, es importante que se comprenda que el cuerpo de esta población está en continuo cambio y experimentación, por lo que el factor lesión vendrá por muchas partes, pudiendo así pasar a cualquiera, ya sea haciendo juego libre o juego organizado. Sin más, pasamos a conocer las características diferenciadoras de los jóvenes con los adultos.
Resistencia de huesos y músculos en los jóvenes
Características de los huesos en jóvenes y niños
Los huesos de los niños desde el nacimiento, tienen un gran componente viscoelástico con componente plástico. Sin entrar en más tecnicismos, estos en resumen tienden a deformarse más que los de los adultos antes de romperse. El motivo se debe a que el hueso de los niños es más poroso (también se denomina hueso húmedo o fresco) provocando que aguante menos la compresión y la tensión pero sí tarda más en romperse por esa capacidad de deformarse antes de colapsar. El hueso del adulto por ejemplo, tarda menos en romperse, pero aguanta mejor el estrés. Un ejemplo lo vemos en la siguiente imagen:
Así, vemos que el hueso infantil tiene una fase plástica más larga (pero con menos estrés) que el del adulto antes de la rotura; por lo tanto, se deformará más antes del fallo (Currey, JD, y Butler, G., 1975). Con el paso de la edad, el hueso irá siendo menos poroso y más fuerte, pero menos plástico. Lo vemos en la siguiente imagen:
Vemos la evolución de la masa ósea desde el nacimiento a la edad adulta. Como dato curioso, la línea A, correspondería a la población normal; la B, a la población con osteopenia iniciada en la infancia y/o adolescencia (la densidad mineral es más baja de lo normal).
El cartílago del niño también puede tener varios grados de desplazamiento sin romperse, e irá perdiendo dicha elasticidad con el paso del tiempo; lo mismo ocurrirá con ligamentos y tendones.
Diferencias oseas entre sexos
Las diferencias entre sexos empiezan a acentuarse a partir de los 11 años: las niñas comienzan a aumentar su estatura y desarrollan predominantemente las caderas. Más tarde, los varones desarrollarán más la cintura escapular o la parte de los hombros y el esqueleto en general y la masa muscular. Importante destacar una mayor recuperación en los jóvenes que en los adultos por un traumatismo debido a un periostio más grueso (vaina fibrosa que cubre los huesos y que contiene los vasos sanguíneos y nervios que le proporcionan nutrición y sensibilidad al hueso) y un potencial de crecimiento que aún no se ha completado.
Según Wilmore y Costill (2007), el esqueleto estará totalmente calcificado a los 16-20 años en las chicas y 18-25 años en los chicos. Por lo tanto, hasta estas edades no se debe trabajar con cargas máximas y submáximas en lo referido a fuerza, y nunca sin un entrenamiento previo acondicionador. Todo ello, nos da pistas de que no debemos pasarnos a la hora de entrenar o hacer esfuerzos demasiado grandes, sobre todo si esta afecta a la columna vertebral.
Características de los músculos en jóvenes y niños
Una de las características de los niños y jóvenes es que sus músculos son menos viscosos, es decir, cuanto menos viscoso es un músculo, más lubricado está y más preparado para hacer ejercicio intenso; cuanto más viscoso, menos lubricado y más tendencia a romperse ante esfuerzos explosivos por ejemplo. Esto hace que no haga falta calentar el mismo tiempo que los adultos, aunque sí sería beneficioso hacerlo para recordar patrones motores (técnica deportiva). Un músculo más viscoso será cuando estamos en reposo.
Se trata de un mecanismo en donde la secreción del líquido sinovial y la lubricación del músculo inhiben la reacción demasiado rápida del músculo, disminuyendo la contracción y evitando el desgarro del músculo durante el movimiento.
Otra característica es la flexibilidad, cualidad que, tomando como base la movilidad articular y la elasticidad muscular, permite el máximo recorrido de las articulaciones en posiciones diversas, Padial (1992). Es además una capacidad involutiva desde el nacimiento, por lo que comenzamos a perder flexibilidad desde el momento en que nacemos, haciendo que los niños y adolescentes sean más flexibles que los adultos. A partir de la pubertad por el aumento de la masa muscular, habrá una severa involución de esta cualidad.
Visto esto, podemos ver que el sistema músculo-esquelético está bastante equilibrado, ya que aunque no pueda soportar grandes tensiones, sí que tiene una gran capacidad de deformarse antes de romperse. Pero aún así, el niño y el adolescente todavía no sabe hasta donde llega su sistema, o no tiene información sobre qué debe o no debe hacer para no lesionarse.
Características del metabolismo en niños y adolescentes
Los niños no paran; siempre están activos, ya sea en casa, en el colegio o en la calle. Una explicación de esta actividad continua viene del estudio de Frontiers in Physiology, que encontró que los niños utilizan más su metabolismo aeróbico, y se cansan menos al hacer ejercicios de alta intensidad. Además, la velocidad en la que su ritmo cardíaco regresa a la normalidad es más rápida que la de los atletas adultos con los que se comparó.
Los adolescentes empiezan a acercarse a la madurez con los cambios hormonales, en los chicos con los andrógenos y las chicas con los estrógenos. Dichos cambios hormonales les permiten experimentar con su propio cuerpo con ejercicios más intensos y duraderos, a pesar de lo contraproducentes que puedan ser.
Los jóvenes que tienen un metabolismo rápido significa que su organismo transforma rápidamente los nutrientes en energía, la cual estará más a disposición para gastarla en actividades físicas y mantenerse activos durante todo el día. Al contrario que los que tienen un metabolismo normal o más lento, dicha energía será guardada en hígado, músculos o en forma de grasas en mayor proporción.
El comportamiento y la mala praxis como desencadenantes de las lesiones en niños y adolescentes
La experiencia deportiva es un punto a favor en todos los sentidos. Como hemos dicho antes, tanto los niños como los adolescentes son muy activos por lo general y están en continua experimentación. Los adultos sin embargo nos conocemos a nosotros mismos más, llegando así a ser más precavidos y cuidadosos para con nuestro cuerpo.
Al contrario de lo que pasa en la población más adulta, los jóvenes carecen de experiencia para saber con seguridad cuándo algo es verdaderamente perjudicial para su cuerpo hasta que no le pasa. Por ejemplo, al no calentar correctamente y romperse al hacer un sprint acto seguido, al no estirar los músculos al acabar la sesión y tenerlos acortados y listos para lesionarse, o la realización posturas peligrosas durante diversos ejercicios.
Es necesario nombrar el error de entrenamiento de los entrenadores, preparadores o instructores que trabajan con adolescentes y niños, ya que una mala praxis puede favorecer la rotura de estos. Tal así como lesiones por una mala planificación de la temporada, fallos en ejercicios, etc. Sin embargo, las lesiones por sobreuso son a veces difíciles de evitar, ya que el deportista simplemente se lesiona por hacer repetidas veces un movimiento, aunque esté bien hecho. Un ejemplo de las lesiones por sobreuso, es por ejemplo el «codo de tenista» o la “rodilla de saltador” en el basquetbolista. Son lesiones propias de cada deporte y, con un buen diagnóstico, se puede saber las causas de estas (ver a continuación).
Lesiones más frecuentes en niños y adolescentes
Una vez vistas las características de forma resumida del sistema musculo-esquelético, metabólicas y el componente comportamental de los jóvenes; podremos entender ciertas acciones o comportamientos de esta población. Por ello, es necesario extremar al máximo el cuidado físico, en los ejercicios y del lugar de trabajo. Centrándonos en las lesiones por sobreuso, podremos establecer la siguiente lista de los motivos por los que existiría lesión.
Motivos por los que existe lesión por sobreuso
Debemos tener en cuenta que los jóvenes están en continuo crecimiento, por lo que de forma literal existe un caos fisiológico en el cuerpo hasta que se alcanza un equilibrio. Este factor puede ser clave para dar explicación a los motivos de las lesiones que veremos a continuación:
- Error de entrenamiento (ya visto)
- Desbalance músculo-tendinoso
- Desalineación anatómica
- Calzado
- Superficie de juego
- Enfermedades asociadas
- Factores nutricionales
- Desacondicionamiento cultural
El desbalance músculo-tendinoso: el crecimiento mencionado anteriormente juega un papel crucial. Esto es que el crecimiento puede provocar una pérdida de flexibilidad en el sistema músculo y tendón. Si la persona en cuestión sigue entrenando a una alta intensidad sin dedicarle tiempo a la flexibilidad, puede romperse. Lo mismo pasa con un incremento asimétrico de la fuerza, por lo que se producirían desbalances en la fuerza entre los músculos (agonistas y antagonistas).
Desalineación anatómica: cuando no existe un entrenamiento simétrico en donde compensemos todas las articulaciones así como todas las capacidades físicas, podemos sufrir desalineaciones, dolores y lesiones. Es el caso por ejemplo de la anteversión femoral (rodillas hacia adentro), hiperlordosis (caderas anormalmente hacia atrás), hiperpronación de los pies, etc. El dolor fémoro patelar es una de las consecuencias de la unión de los síndromes anteriores.
Calzado: las zapatillas que utilizamos aportan el soporte y la amortiguación a los impactos específicos de cada deporte. Las personas con sobrepreso que utilicen unas zapatillas no aptas para el deporte en cuestión tendrán más riesgos de sufrir lesiones en las articulaciones o sobrecargas musculares. Es el caso de las zapatillas para correr, que aportan la resistencia y amortiguación necesarias según la especialidad; o las zapatillas de halterofilia, que dan el soporte necesario para cargar los pesos de forma segura.
Superficie de juego: el estudio de Jon J.P. Warner y Lyle J. Micheli obserba un aumento del síndrome doloroso fémoro patelar cuando los corredores de media distancia corrían en pistas cerradas con peraltes. En el resto de casos que no son por sobreuso, debemos prestar especial atención a las superficies resbaladizas e inestables. Las caídas, traumatismos, torceduras e incluso fracturas aumentarán su prevalencia a medida en que la seguridad de la superficie decae.
Enfermedades asociadas: existen lesiones relacionadas con el deporte y con los grupos infantiles. Un ejemplo es la artritis juvenil (inflamación de las articulaciones, dolor, rigidez y pérdida de movimiento).
Factores Nutricionales: las deportistas amenorreicas (que no tienen la menstruación) normalmente tienen deficiencias de calcio y vitaminas. Ello supone una densidad mineral inferior y un sistema esquelético más debilitado. Además, una desnutrición o malnutrición del resto de la población, podrá predisponer al sistema músculo-esquelético a cualquier tipo de lesión.
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Desacondicionamiento Cultural: fuera de las lesiones por sobreuso, encontramos la cultura del sedentarismo. Aquellas culturas o países en donde los jóvenes hacen menos deporte se observa una mayor prevalencia a adquirir enfermedades cardiovasculares o incluso nos sirve como marcador de exclusión social. Puedes saber más sobre este último en «Riesgo de exclusión social según el deporte practicado y la formación académica».
Fisiología de las lesiones más frecuentes en niños y adolescentes
Las lesiones por sobreuso tienden a ocurrir durante la fase de mayor velocidad de crecimiento, en la cual las fisis (placa de cartílago en crecimiento en la zona de la metáfisis), apófisis (prominencia ósea natural) y superficies de cartílago articular presentan una menor resistencia a las fuerzas de tensión y compresión.
- Apofisitis o enfermedad del crecimiento: se trata de inflamación alrededor de la zona de crecimiento óseo en donde se percibe dolor muy localizado y que impide la realización de ejercicio físico. Esta lesión es debida a que aquellos que realizan ejercicio de forma continua, aumentan la fuerza de los músculos más rápido que la fuerza de los huesos, por lo que se produciría irritación e inflamación. Las enfermedades por crecimiento más comunes son:
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Enfermedad de Osgood-Schlatter: aparece en la zona de crecimiento de la rodilla donde se inserta el tendón rotuliano en la tuberosidad tibial. Es más normal verlo en deportes que implican salto, como baloncesto, voleibol, etc.
- Enfermedad de Sinding-Larsen Johansson o rodilla del saltador: que es una inflamación del polo inferior de la rótula, donde se origina el tendón rotuliano.
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- Enfermedad de Sever: se produce por una tracción excesiva de los gemelos, sóleo y tendón de Aquiles sobre el calcáneo.
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- Enfermedad de Cuveland-Heuck: que hace referencia a un dolor en la cadera donde se origina el recto femoral del cuádriceps, en la espina iliaca. Se suele confundir con una tendinitis del músculo.
- Osteocondritis: es producto de una interrupción temporal de la vascularización (desarrollo de vasos sanguíneos nuevos) de una articulación. Estas son menos frecuentes y se desconoce por completo su etiología. A diferencia de la apofisitis, aquí no hay estrés por tracción o sobreuso. Arbab D, et al., (2013) nos muestran las más frecuentes:
- Enfermedad de Freiberg: en la segunda cabeza metatarsiana (en los dedos del pie).
- Enfermedad de Köhler: el hueso navicular (hueso que forma el empeine del pie).
- Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes: cabeza del femoral.
- Enfermedad de Panner: en el Capitellum (codo).
Principales lesiones de niños y adolescentes
- Codo:
- Enfermedad de Panner: es una de las causas más prevalentes de dolor entre niños de 6 a 10 años. Existe un dolor poco específico en la zona lateral del codo. Puede durar bastante, entre 12 y 18 meses y normalmente se trata con reposo (Wu, M. et al., 2016).
- Osteocondritis disecante: es un dolor lateral en el codo, que puede presentar déficit de extensión y ocasionalmente bloqueos. El tratamiento es también cese de la actividad deportiva hasta que la lesión se cicatrice. En algunos casos puede haber tratamiento quirúrgico (Launay, F., 2015).
- Apofisitis del epicóndilo medial: es un trastorno de los lanzadores. Existe un sobreuso por tracción y el tratamiento requiere reposo deportivo, un fortalecimiento de los retractores escapulares y volver poco a poco a la actividad al irse el dolor (Wu, M. et al.,2016).
- Cadera y Pelvis:
- Desgarros y fracturas: existen 7 zonas apofisiarias en la pelvis en desarrollo, y en cada una de ellas se producen por lesiones agudas (de forma repentina y no por sobreuso) y por sobreuso (entesitis).
- Entesitis: lesión por sobreuso que causa inflamación de la zona de las areas nombradas de la cadera. Ambas lesiones comparten tratamiento, como el reposo, estiramiento de los flexores de cadera, cuádriceps, isquitibiales y volver poco a poco al ejercicio cuando no aparezca dolor, (Achar & Yamanaka, 2019; Wu, M. et al., 2016; Launay, 2015).
- Rodilla:
- Enfermedad de König u Osteocondritis disecante (OCD): afecta en su mayoría al sexo masculino entre los 10 y 13 años. Existe un dolor en la parte más interna de la rodilla y rara vez existen bloqueos como en el codo. Se requiere reposo.
- Enfermedad de Osgood Schlatter: ya explicada anteriormente y afecta principalmente a niños de entre 10 y 15 años. Se necesita modificación de la actividad, evitando el alto impacto, o reposo. Puede durar de 3 meses a un año (Circi, E, et al., 2017).
- Enfermedad de Sinding-Larsen Johansson: también explicada anteriormente. Afecta a niños de entre 10 y 13 años.
- Tobillo y pie:
- Enfermedad de Sever: explicada anteriormente y una de las causas más frecuentes de dolor de talón en niños. Como tratamiento se debe incluir una modificación del calzado, taloneras y ejercicios de estiramiento (A. Atanda Jr., S.A. Shah, K. O’Brien, 2011; D. Arbab et al 2013; Launay, 2015).
- Enfermedad de Köhler: dolor que afecta al hueso navicular y se presenta mayoritariamente en niños menores de 8 años. Se necesita reposo deportivo y órtesis según el grado (D. Arbab et al., 2013).
- Enfermedad de Iselin, de Freiberg y Renandar: respectivamente son dolores que afectan al quinto metatarsiano del pie, segundo y tercer metatarsiano, y sesamoideos. Suelen aparecer en niños que practican ballet o danza. El tratamiento consistirá en modificar la actividad, el calzado y uso de órtesis (D. Arbab et al., 2013).
- Otras:
- Lesiones fisiarias: como hemos visto anteriormente, la fisis se encuentra en la parte de la metáfisis del hueso (figura 4). La lesión consiste en alteraciones del flujo sanguíneo, sumado al trauma de forma repetida en estas zonas. Cuando el niño está creciendo existe menos resistencia a las fuerzas de compresión. El tratamiento consistiría en reposo deportivo.
- Fracturas oseas: pueden producirse por un gran traumatismo o por microtraumatismos repetidos. Cuando se producen por microtraumatismos se debe a que no ha pasado el tiempo suficiente para que el hueso se recupere antes del siguiente traumatismo, el hueso se debilita y se rompe (K.C. McInnis, L.N. Ramey, 2016).
- Microroturas musculares: se trata más de una lesión aguda, en la cual cuando el músculo no llega a estar completamente caliente y es sometido a una fuerza explosiva muy alta (por ejemplo un chut de futbol o sprints) se podrán producir microroturas en los músculos antagonistas. En el ejemplo del chut, se produciría en los músculos isquiotibiales, los cuales son elongados de forma muy rápida y descontrolada.
- Fractura de la espina tibial anterior – Lesión del ligamento cruzado anterior (LCA): también se trata de una lesión aguda por trauma directo de la rodilla en flexión, y se trata de un arrancamiento de la inserción del LCA. Suele ocurrir en niños de entre 8 y 14 años y en caídas de patines, esquí o bicicleta.
Cómo evitar las lesiones por sobreuso
Gran parte de las lesiones pueden ser evitadas o prevenidas, siendo responsabilidad tanto del entrenador como del propio deportista la realización de ejercicios correctos y saludables.
- Concienciar a los padres, entrenadores y deportistas para que conozcan síntomas y signos de lesiones por sobreuso para salvaguardar la salud.
- Que tanto padres como entrenadores eduquen en la ley del esfuerzo y no en la del triunfo, minimizando la presión sobre ellos.
- Educar a padres, entrenadores y deportistas en la importancia del estiramiento, la hidratación y la alimentación adecuadas.
- Limitar las horas de entrenamiento según la edad del sujeto.
- Practicar ejercicio máximo 5 días por semana, con mínimo 1 día de descanso entre medias.
- Descansar de 2 a 3 meses al año deportivamente.
Aspectos de interés para evitar las lesiones
- Hora del día: la elasticidad muscular cambia dependiendo del momento del día. Las primeras y últimas horas del día son las menos favorables, y las más favorables las del mediodía -10/12 a.m.- y la tarde -16/18 horas p.m.- (Ozolin, 1983). La explicación a este fenómeno se relaciona con continuos cambios biológicos vinculados al sistema nervioso y del tono muscular que ocurren durante el día.
- El clima y la temperatura ambiental y corporal: las bajas temperaturas dificultan el desarrollo de niveles óptimos de flexibilidad, mientras que las altas favorecen la capacidad de elongación del músculo.
- Humedad: un exceso de humedad ambiental dificulta la ejecución de tareas que impliquen el desarrollo de la elasticidad, que mejora con la disminución de esta.
- Las costumbres sociales: la inactividad y el sedentarismo conduce a la atrofia de muchas articulaciones y a bajos niveles de flexibilidad.
- La fatiga: un músculo sobreexcitado y cansado ve mermadas sus facultades elásticas.
- El grado de entrenamiento del sujeto: cuanto menos capacidad física tenga el sujeto, menos se adaptará a sesiones de entrenamiento duras. Por lo que se deberá empezar por un nivel acorde.
Bibliografía:
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A. Atanda Jr., S.A. Shah, K. O’Brien Osteochondrosis: common causes of pain in growing bones Am Fam Physician., 83 (3 (Feb 1)) (2011), pp. 285-291
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- Currey, JD, y Butler, G; Mechanical properties of bone tissue in children. J Bone Joint Surg 57: 810, 1975
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E. Circi, Y. Atalay, T. Beyzadeoglu Treatment of Osgood-Schlatter disease: review of the literature Musculoskelet Surg., 101 (3 (Dec)) (2017), pp. 195-200, 10.1007/s12306-017-0479-7
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F. Launay Sports-related overuse injuries in childrenOrthop Traumatol Surg Res., 101 (1 Suppl (Feb)) (2015), pp. S139-147, 10.1016/j.otsr.2014.06.030
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- https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2015-07/valoracion-e-interpretacion-de-la-masa-osea-en-la-infancia-y-adolescencia/
- http://femede.es/documentos/Crecimiento_285_27.PDF
- Manual of Sports Medicine Book – Pag 86: Muscle Viscosity
- https://www.frontiersin.org/journals/physiology
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